SOMOS ESTRELLAS

Quisiera me acompañes a este viaje haciendo volar nuestra imaginación, como cuando eramos pequeños. ¿Te apetece? Entonces sígueme, dame la mano, ¡déjate llevar!!

Nos visualizamos y situamos en el centro de una habitación vacía a oscuras, no hay miedo, sentimos curiosidad, vamos a jugar a la visión nocturna (risas).

Desde el centro de la habitación, cerramos los ojos y nos adentramos hacia nuestro interior buscando la luz que tenemos en nuestro corazón. Yo localizo la mía, es de color azul eléctrico. ¿Ves la tuya? Ponle la bombilla del color que más te guste. Enciéndela, si la tenías apagada. Ahora somos un foco de luz como el de una linterna. Nos podemos mover hacia cualquier rincón de la habitación e iluminar aquello que tenemos delante.

Yo me muevo hacia una esquina a mano derecha y veo una playa de ensueño bordeada de acantilados selváticos donde la gente respira el bienestar del espíritu aloha. Parece un sueño Hawaiano!!! Me siento feliz, disfrutando el momento. Pero la curiosidad me mueve unos pasos hacia atrás y me veo en este instante escribiendo en casa estas mismas palabras que brotan con ilusión desde el alma, mi niña interior colabora conmigo. Me siento tranquila. Esta vez, ella me lleva hacia la otra punta de la habitación y me dirige al recuerdo de cuando era pequeña jugando feliz en mi habitación con mis muñecos y amigos imaginarios (risas). ¿Tú qué estás viendo?

Ahora volvemos de nuevo al centro de la habitación, nuestra bombilla en modo linterna la cambiamos por un gran faro de luz, como los que guían a los barcos para localizar su posición. Empezamos a iluminar todo el cuarto, dando vueltas en nuestro propio eje, proyectando luz en forma de espiral y pudiendo ver todas las imágenes a la misma vez, giramos, giramos… y vemos todo aquello que hemos vivido desde bien pequeños hasta ahora, incluso nuestros sueños. Es divertido!!! Es increíble todas las memorias que llega a proyectar nuestra propia luz.

Nos sentimos tan mareados de dar tantas vueltas y vueltas que caemos desmayados, esta vez desaparecemos de esa habitación. Las paredes ya no están, ya no nos encontramos en esa caja cerrada, hemos abierto sus tapas. Nos encontramos flotando en medio del espacio. ¡En la nada! Vuelve a estar todo oscuro, pero esta vez la curiosidad es aun más grande que antes. Nuestra bombilla ya no pertenece a una linterna, ni tampoco a un faro, somos una estrella radiante en algún lugar del universo!!! No se tú, pero yo me siento pletórica, soy una estrella preciosa que no cesa de parpadear y radiar de mil colores!!! (risas)

En este lugar ya no existen limitaciones, el espacio es infinito, nos sentimos completamente libres!!!! Podemos sentir a otras estrellas a años luz de distancia y comunicarnos con ellas. Desde este plano, nos vemos en aquella habitación cerrada proyectando nuestras vidas en la Tierra, al mismo tiempo, incluso lo que están haciendo nuestros familiares, amigos, hasta el vecino! Y a la misma vez, sentir y hablar con nuestros seres queridos que ahora pertenecen a los seres de las estrellas. Desde esta grandeza, vemos la unión y el sentido de todo lo que nos envuelve, lo divino que somos y lo que vivimos en cada plano o dimensión. Todo existe en un mismo lugar, en el centro de nuestro corazón. Proyectamos y experimentamos aquello a lo que estamos dispuestos a iluminar sin miedos, desde el AMOR que somos. En este momento, el sentimiento es tan grande y puro, que estallamos en polvo de estrellas chocando con la atmósfera de la Tierra, estamos de vuelta a casa como estrellas fugaces. Volvemos a ser humanos, pero ahora recordando este viaje para siempre como la esencia que somos en nuestro universo interior, ¡Estrellas del cielo brillando en la Tierra sin que nada nos limite en nuestra realidad, a brillar se ha dicho!!!

Espero hayas disfrutado de la experiencia, siendo así, te invito a que compartas este viaje a las estrellas con tus familiares, amigos e hijos (si son pequeñines explícaselo a modo cuento :)).

Un abrazo y feliz destello!

Rebeca

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